Anterior a los humanos de hoy nuestros antepasados, los humanoides; para usar alguna determinación, utilizaban otros 
sistemas de comunicación muy distintos a los de hoy. Como señales visuales, principalmente humo y dibujos tallados en árboles, peñascos y otras superficies, sonidos de tambores, una especie de flautas de cañas de bambú y fotutos, instrumento sonoros hechos de conchas de moluscos (lambí) entre otros, todas usadas en nuestros días y talo vez algo más sofisticado. Las olfativas.
El cuerpo humano produce unas 500 sustancias químicas distintas con significados específicos y olores específicos que se perciben gracias a ciertos mecanismos del sistema olfativo que pueden resultar muchos de ellos imperceptibles y pasar desapercibidos a nuestro estado consciente, pero el subconsciente interpretará el sentido correcto y guiará nuestro organismo a dar la respuesta adecuada.
Entre esos químicos de nuestro organismo están las feromonas, el químico hormonal producido por las hembras del reino animal y que los machos de la misma especie perciben para ofrecer a la hembra la respuesta sexual que ella desea, de este modo sabemos que es la hembra la que escoge al macho, cuando una mujer atrae a un hombre, ella previamente ha liberado esa hormona que es percibida por un punto minúsculo en la nariz del macho, desde ese punto el perfume de la feromona se va al cerebro que se estimula y libera el comando de la excitación sexual, luego se produce el apareamiento. El cerebro esta envuelto en todo acto sexual, recuerden; hace unos días les publique una nota en esta misma pagina, que habla del pensamiento y la excitación sexual. Todos lo sabemos pero a veces el estrés nos hace olvidar estas cosas tan naturales como sencillas.
Gracias a las feromonas, las hembras pueden enviar mensajes seductores y detectar la pareja idónea para mantener relaciones sexuales adecuadas, Pero tambien se puede reconocer estados de ánimo y otras características del temperamento y comportamiento. El hombre que conoce bien a su “hombra” advierte su condición anímica tan pronto como trasciende el umbral de su estancia.
Pero no solo las feromonas pueden influir en el comportamiento humano; mediante el olfato podemos percibir además detalles del estado anímico y de salud de nuestros familiares y relacionados. Cada enfermedad tiene su olor característico, el miedo tiene un olor diferente al del estrés por ejemplo; lógicamente la felicidad y la infelicidad huelen distinto, la primera tiene un olor ácido azufrado y cálido, la segunda dulce como de frutas y fresco. El semblante tambien es diferente, las personas felices suelen tener recta hacia ambos lados las comisuras de los labios y ligeramente arqueados hacia abajo, las tienen los deprimidos y estresados recurrentes; por citar algunos, pero en general esta condición refleja infelicidad, molestia, inconformidad. Hacia arriba refleja un poco de desorden de la personalidad (en esto los cómicos y los payasos son geniales, siempre se arquean los bigotes postizos apuntando al juicio) Después que Sigmund Freud dijo; mientras más conozco al hombre más amo a mi perro, este lo traicionó sin embargo y cuando enfermó de cáncer el perro se paraba en la puerta de la habitación y se marchaba aunque él lo llamara. El insigne maestro del psicoanálisis comprendió que lo hacía por el característico olor del cáncer de garganta que padecía y así en su lecho de muerte el gran maestro; de este hecho dejó una lección en sus papeles pos mortun; a quienes nos tocara estudiarlo tras la posterioridad.
Se ha hecho largo este artículo sin que pudiera entrar de canto en el tema de los efectos de las feromonas y la influencia de los alimentos en el sexo y si usted es de los que piensan que los nutrientes no alteran positiva y negativamente la libido no se pierda el artículo de mañana. Gracias amigos, volveré con ustedes, si Dios lo permite.
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