Gracias a los correos publicitarios que bombardean por e-mail a diario a miles de usuarios, el alargamiento de pene se ha convertido en una de las operaciones más demandadas por varones de todo el mundo. Sin embargo, un estudio publicado esta semana reconoce que los pacientes no siempre están satisfechos con el resultado después de pasar por el quirófano.
Entre septiembre de 1998 y enero de 2005, el equipo del doctor Nim Christopher, del Centro de Andrología St Peter, en Londres (Reino Unido), entrevistó a 42 varones que se habían sometido a una intervención de este tipo. A pesar de que la longitud de sus penes aumentó una media de 1,3 centímetros, la tasa de satisfacción con el resultado era muy baja, apenas del 35%.
En el 70% de los casos, los pacientes no quedaron contentos con el resultado y 20 de ellos solicitaron una segunda intervención. Sus conclusiones se han publicado en la revista European Urology.
Según el doctor Christopher, el bombardeo de 'spam' (mensajes basura) a través del correo electrónico ha generado en miles de varones unas expectativas inexactas y poco realistas sobre este tipo de cirugía. Christopher Nims recuerda en su trabajo que es obligación del especialista evitar cirugías innecesarias y hacer que los pacientes estén suficientemente informados antes de dar ese paso; "sin embargo, también hemos detectado que ciertos varones a quienes se desaconseja la operación, en su desesperación, buscan ayuda en otras manos menos especializadas y cualificadas".
En su opinión, "para aquéllos con una preocupación psicológica sobre el tamaño de su pene, especialmente aquellos con una talla normal, la cirugía no tiene mucho sentido", insiste.
En ello coincide el doctor Ander Astobieta, especialista en Andrología de la Sociedad Española de Urología y jefe clínico del Servicio Urológico del Hospital de Galdakao. "Cuando la gente viene a la consulta porque dice que tiene el pene pequeño, yo les digo que hay gente que mide 1,70, otros que son más bajitos, gente guapa... Lo de que el tamaño importa es una tontería".
Astobieta coincide además con sus colegas británicos en que además la mayoría de las veces la percepción de los pacientes es errónea, y muchos de los varones que se quejan de sus medidas tienen en realidad un miembro dentro del tamaño medio de los españoles, que ronda los 13 centímetros. "Se trata, casi siempre, de problemas de inseguridad", añade este especialista, "y hay que hacerles saber que no por el tamaño van a tener una mejor relación".
Idéntica opinión manifiesta también el autor de un editorial en la misma revista, Yoram Vardi, del Centro médico Rambam, en Haifa (Israel). "Sabemos que la mayoría de estos pacientes se encuentran insatisfechos después de someterse a un procedimiento de alargamiento de pene", señala en su artículo, "de manera que la investigación debería centrarse en otras opciones no quirúrgicas".
En este sentido, el trabajo del doctor Christopher coincide en que la operación debería ser el último recurso, "una vez que el paciente conozca las limitaciones de la técnica", y apuesta porque los pacientes incómodos con el tamaño de su pene pasen en primer lugar por las manos de un especialista en consejo psicológico. "Un pene normal seguirá siendo un pene normal", concluyen.
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